Hoy vamos con una receta clásica, que a mi siempre me apetece comer, haga frío o calor, pero que en invierno en esos días fríos y nublados, hace que te sientas mejor. Además, esta receta es a prueba de niños que no les guste la cebolla o la zanahoria.
Necesitamos un par de chorizos frescos, unas hojas de laurel, un par de dientes de ajo (lavados y sin pelar), una cebolla (pelada y entera) y un par de zanahorias (peladas y partidas en tres trozos).
Por supuesto, lentejas, yo he usado la pardina castellana de Tierra de campos (unos 400gr. para 4-5 personas).
Lavamos las lentejas y las ponemos en una cazuela junto al resto de ingredientes, echamos una cucharilla de pimentón dulce, un chorro de aceite de oliva y sal. Lo cubrimos con agua. También podríamos echar un hueso de jamón.
Ponemos a cocer a fuego medio y cuando levanta a hervir bajamos el fuego.
A mitad de cocción probamos para ver como está de sal.
Si hiciese falta añadiriamos mas agua durante la cocción.
Cuando esté cocida la lenteja, sacamos las hojas de laurel y las tiramos; y en un recipiente de batidora sacamos la cebolla, la zanahoria y los ajos (les pelamos), con un poco de caldo y lo trituramos.
Ahora añadimos esto a las lentejas, removemos y le damos un pequeño hervor. De esta manera, aparte de espesar el caldo, conseguimos que no se vea la cebolla ni la zanahoria y así los niños (y no tan niños) que no les guste, como no lo ven no protestarán. Partimos los chorizos en trozos.
Ya solo queda servirnos un buen plato de lentejas con unos trozos de chorizo y disfrutar.
Si las dejáis reposar media hora antes de servir, estarán mas ricas.
También podéis congelarlas si os sobran y tenéis comida para otro día.
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